2002ko Manifestazioa

Juntos contra la amenaza

Bilbao, 2 de Febrero de 2002 

Manifiesto

No entendemos bien lo que está ocurriendo en nuestro país. Vivimos tiempos de incomunicación y desconfianza, incluso de intransigencia, que nos pueden llevar a la desesperanza y al deterioro de esta sociedad, tan necesitada de senderos comunes.
Cada mañana pensamos que hoy será posible un acuerdo, un entendimiento, un sólido y verdadero apretón de manos para fraguar un pacto acogedor, unitario, solidario con quien más sufre. Un sello que nos agrupe a todos contra la agresión, que nos una frente a la cobarde argumentación de la pedrada, frente a la amenaza hiriente, al insulto y a la degradación de las personas. Soñamos con ese acuerdo, que está ahí mismo, al alcance de los dedos, si éstos quieren tocarlo. Se puede llegar a esa meta; sólo necesitamos pedalear, todos y en la misma dirección: a favor de la palabra, a favor de la deseada unidad de todos los que entendemos que hemos de defender incansablemente el latido de la vida y la brisa limpia de la libertad.
Y denunciaremos también cualquier procedimiento abyecto que se sitúe al margen de la ley. No podemos permitir que la violencia de unos pocos agriete el hermoso territorio común que tenemos. Construyamos este edificio entre todas y todos, con los tabiques de la paz y las columnas de la tolerancia.
Cada día recordamos también el sufrimiento acuñado en tantas personas que ya no pueden besar, oír o hablar a sus seres queridos, porque la mentira y el fanatismo de ETA se los llevó al cementerio. Pero queremos rescatarlos del terco olvido porque la necesaria reconciliación de nuestra sociedad no puede obviar el dolor de tanta gente, precisamente para no volver a caer en errores del pasado. No les podemos olvidar. Sería una traición a su dignidad, y también a la nuestra. Todos ellos y ellas estuvieron aquí, y aquí siguen sus recuerdos y nuestro recuerdo.
Todas las mañanas decimos que no, que hoy no habrá dolor, que no tenemos más razones que la sinrazón para vivir resignados ante la violencia. Y como no nos doblegamos ante la intimidación, salimos decididamente a la calle, este lugar común donde cabemos todas y todos, a proclamar que no sólo queremos paz, sino que la paz son los raíles de la libertad y de la justicia.
Algunas noches nos parece que se va el día sin mayores sobresaltos. Pero nos preguntamos si estamos mejor que ayer, porque hoy tenemos entre todos nosotros y todas nosotras a más personas que viven amuralladas, necesariamente custodiadas a causa de unos pocos que, amparados en la mentira, han decidido amargarles la existencia. Si a nuestra vecina, por ser periodista, juez, profesora, ertzaina o lo que sea, los enemigos de la felicidad le enseñan los dientes del espanto, también a nosotros nos llega ese dolor. De este modo, nuestro espacio de libertad se estrecha con cada amenaza y creemos que en esta situación no vale inhibirse, es irresponsable aducir que a mí no me va a ocurrir algo semejante.
La ciudadanía vasca, mayoritariamente, ha sabido y sabe que la violencia no reporta más que sufrimiento y siempre la ha rechazado. Hemos de persistir en esa resistencia pacífica. Por ello decimos “no”, con nuestra rebeldía activa a toda violencia y “no” a cualquier imposición, porque creemos en la palabra, porque creemos que la paz es el camino y porque estamos convencidos de que con nuestro firme rechazo a la violencia y con nuestra solidaridad de hoy, estamos construyendo la sociedad tolerante del mañana. Digámoslo juntos, todas y todos. Hay un mañana que empieza hoy mismo.

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Gesto por la Paz
Coordinadora Gesto por la Paz de Euskal Herria