Manifestación 2006

Por un futuro con memoria

Bilbao, 28 de Enero de 2006 

Manifiesto

Paradójicamente, la memoria es un acontecimiento del futuro. Casi sin darnos cuenta, hoy, hemos llegado al futuro de aquel Gesto por la Paz que empezó, hace veinte años, a ser cauce de expresión para la repulsa por la utilización de la violencia con fines políticos. Y, hoy, la memoria acumulada durante todo ese tiempo no sólo añade más determinación a nuestra exigencia de que ETA desaparezca de forma definitiva, sino que, además, nos concede la lucidez precisa para no dejarnos llevar por la impaciencia o por razones pragmáticas que nos hagan olvidar las injusticias del presente.
Aunque es verdad que el ansiado final del ejercicio violento depende, única y exclusivamente, de quienes lo practican y lo apoyan, toda la sociedad tiene ante sí el reto humano y cívico de contribuir a su total deslegitimación. Por una parte, es necesaria la desvinculación absoluta entre política y violencia. El dilema moral de la época y el lugar donde nos ha tocado vivir consiste en hacer posible la convivencia en paz y libertad, incluso aunque nuestros proyectos políticos tengan diferencias antagónicas. Este sería el único logro políticamente significativo para nuestro presente, para nuestro futuro y para nuestra historia.
Por otra parte, su aparente baja densidad no nos puede hacer olvidar que la violencia sigue produciendo víctimas. Hay miles de personas amenazadas y extorsionadas que aún sufren los peores efectos del uso de la fuerza. Nuestra solidaridad hacia ellas no debe mostrarse en función de la intensidad de la violencia, sino en virtud de nuestro firme compromiso con la defensa del respeto a los derechos fundamentales y de nuestra identificación más puramente humana con las personas que sufren.
De la misma manera que hace veinte años empezamos a manifestarnos mirando hacia el horizonte que hoy nos parece vislumbrar, ahora tenemos que hacer acopio de nuestra memoria para poder construir un futuro con la responsabilidad moral que nos exige la convivencia pacífica. Nuestra memoria es el único futuro que los asesinos han dejado a sus víctimas. Por eso, en el caso de las víctimas, lo contrario de la memoria no es el olvido, sino una segunda muerte.
Abdicar de su recuerdo sería dejarlas abandonadas como ruinas de la historia, como una pérdida infecunda, como un residuo baldío. Sin embargo, las víctimas no sólo encarnan el dolor del ataque mortal que iba dirigido contra todos nosotros, sino que también nos ofrecen una memoria imprescindible para la reconstrucción de nuestra sociedad. Su memoria es la luz que debe iluminar la parte de la historia que no deseamos que se repita. Y su memoria es la que habitará la casa de nuestro futuro en paz y libertad.
Muchas gracias. Eskerrik asko

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Gesto por la Paz
Coordinadora Gesto por la Paz de Euskal Herria