Desde su inicio, la organización se ha caracterizado siempre por tener una composición plural y ha aglutinado personas de diferentes ideologías: nacionalistas y no nacionalistas, de izquierdas y de derechas, personas que se identificaban con determinados partidos y personas que se consideraban apolíticas. Esta pluralidad siempre se ha considerado un elemento fundamental e identitario y, en la práctica, ha constituido una enorme riqueza. Además, era plenamente coherente con el principio de separar el problema de la violencia de los conflictos políticos que se pueden dar en una sociedad. Este principio, con el tiempo, se convirtió en un claro elemento diferenciador respecto a otras organizaciones.
En un estudio sociológico realizado en 1995, se describía así a Gesto: ‘Conviven la relajada organización y espontaneidad de participación en todos los niveles y la institucionalización de sus órganos de gobierno plenamente democráticos… Las Comisiones de Trabajo participan de la inestabilidad de pertenencia y espontaneidad de acción, en las que cualquier miembro de grupo puede tener responsabilidades en función de su actitud y aptitud. Al ser éstas las dinamizadoras, las ejecutoras, de la labor de la Coordinadora, es muy abierta y gratificante la participación en Gesto. La intensa e incesante labor que se observa en los locales de la Coordinadora es voluntaria en todos, excepto una persona liberada.’
Efectivamente, un elemento destacable ha sido que Gesto por la Paz se basaba en el voluntariado. Sólo contaba con una persona contratada de forma permanente. Esta circunstancia provocaba que, en muchas ocasiones, se funcionara de una forma más lenta que la que nos demandaba la relación con ámbitos profesionalizados como la prensa, los partidos políticos u otras organizaciones sociales. Sin embargo, este ritmo garantizaba siempre una toma de decisiones, fundamentalmente las de mayor transcendencia, con un alto grado de confrontación y contraste y, al mismo tiempo, de consenso. La opción del voluntariado ha sido una decisión deliberada y, a pesar de las dificultades operativas que pudiera plantear, nunca ha sido cuestionada por la organización.
A lo largo de estos años, muchas personas han pasado por Gesto por la Paz con muy diferentes niveles de compromiso o dedicación, pero todas ellas han contribuido a crear y mantener lo que ha sido o se ha alcanzado como organización.
Una contribución muy destacable de Gesto ha sido su labor pedagógica. Durante su existencia, ha generado un amplio movimiento ciudadano autónomo, en el que sus miembros, muchos de ellos jóvenes, han experimentado en la práctica la participación democrática y el compromiso libre y solidario. Gesto ha contribuido a fortalecer los valores del análisis crítico, el debate abierto, la voluntad de acuerdo y la aceptación de las decisiones mayoritarias como punto de partida de cualquier reivindicación. Esta socialización y esta práctica son la principal vacuna contra la intolerancia y la violencia.
Este carácter pedagógico no sólo se ha dado hacia dentro, hacia sus miembros, también se ha dado hacia fuera. Gesto por la Paz no sólo ha servido para crear una determinada respuesta a la violencia, sino también para expandir una determinada actitud ante la misma, por ejemplo, a través del valor del silencio o desde la defensa de los Derechos Humanos para todas las personas Anexos: El Correo La escuela de Gesto
. Con todo ello, se ha creado un estilo propio que ha tenido su influencia en la respuesta global de la sociedad respecto al terrorismo y, en algunos casos, se ha tomado como modelo.