En 1999, Gesto por la Paz presentó a la opinión publica el documentoLa Coordinadora Gesto por la Paz de Euskal Herria ante las víctimas de la violencia en el que definió quiénes eran las víctimas a las que se dirigía, un colectivo más restringido que el que era objeto de los gestos, puesto que no se incluían a los muertos como consecuencia de su propia violencia. Esto es, se hacía referencia a las víctimas del terrorismo (de los distintos grupos), las personas amenazadas y las víctimas de actuaciones desproporcionadas e ilegítimas de las fuerzas de seguridad en su lucha contra el terrorismo.
En su análisis, Gesto por la Paz tuvo muy presente la diversidad del colectivo de personas víctimas al que se dirigía. Esa diversidad estaba originada por diversos factores como el tiempo que había transcurrido desde el acto que las convirtió en víctimas, las diferentes secuelas de las agresiones, el status socio-económico de los agredidos, la autoría de la agresión, por su relevancia social, etc.
De todos los documentos realizados por Gesto por la Paz, este fue uno de los que más aceptación tuvo. No sólo porque recibió comentarios muy positivos de las personas que en aquel momento formaban parte de una de las organizaciones de víctimas más importantes del País Vasco, sino también por su gran difusión. Se hicieron dos ediciones y se agotaron ambas.
El 10 de septiembre de 1999, Gesto por la Paz presentó el documento La Coordinadora Gesto por la Paz de Euskal Herria ante la situación de las víctimas de la violencia.