Desde 1985, Gesto por la Paz se movilizó de forma prioritaria para rechazar la violencia con objetivos políticos ejercida en o desde Euskal Herria. Esta violencia estaba vulnerando el principio básico de los derechos humanos, el derecho a la vida, y se hacía en nombre del pueblo vasco. Por esta razón, la sociedad vasca y navarra debía manifestar públicamente el rechazo a esta violencia. Esta manifestación sistemática iniciada en 1985 supuso el inicio de un gran movimiento dirigido a deslegitimar esa violencia.
Este movimiento deslegitimador requería por un lado, serias argumentaciones en contra del uso de la violencia, y por otro, que se ejerciera desde la unidad de esa mayoría social que no compartía su ejercicio. Efectivamente, la deslegitimación de la violencia fue la guía central, el foco de los esfuerzos de Gesto por la Paz, un intento continuo y constante de desnudar la sinrazón de la violencia.
La unidad en la lucha contra la violencia exigía que esa mayoría social compartiera unos principios que permanecieran al margen de las normales rivalidades partidistas y que llamamos postulados pre partidistas. Estos postulados eran fundamentalmente la defensa de la unidad frente a la violencia, la separación entre violencia y política y la defensa de la pluralidad de la sociedad. Sin embargo, a lo largo de los 28 años de trabajo por la paz, Gesto por la Paz fue concretando sus reflexiones en relación a cuestiones directamente relacionadas con esta labor: la deslegitimación de la violencia y la construcción de una memoria deslegitimadora de la violencia.
Todos estos temas están estrechamente relacionados entre sí y, en muchas ocasiones, fue la propia coyuntura externa la que provocó las variaciones en la formulación y el grado de insistencia o acentuación de alguno de sus matices.