Educar para la Paz

Cuando se habla de Educación para la Paz muchas veces se plantea desde un punto de vista doblemente restrictivo, por un lado, ciñéndola exclusivamente al ámbito escolar y, en menor medida, al familiar y, por otro, planteándola como una necesidad de las personas más jóvenes. Pero cualquier educación, globalmente entendida, es mucho más que la mera escolarización, ya que es un proceso que dura toda la vida y afecta a todos los componentes de la sociedad. Por lo tanto, en la educación actúan un gran número de sujetos, no únicamente la escuela, como se piensa habitualmente. Y, además, la Educación para la Paz es tarea permanente, cotidiana, que se desarrolla desde múltiples dimensiones y dirigida al conjunto de la sociedad. En este sentido, no cabe duda de que el trabajo global que desarrolló Gesto por la Paz contribuyó, de una u otra forma, a la tarea de Educar para la Paz. Ello no es óbice para que ya en 1991 se creara una comisión que trabajara específicamente la Educación para la Paz, aunque fue a partir de 1995 cuando desarrolló una actividad importante.

El trabajo de Educar para la Paz se llevó a cabo bajo las líneas generales de la Educación para la Paz que estaban vigentes. 

Por un lado, la búsqueda de una paz positiva, es decir, para todos y todas, y entendida no sólo como la ausencia de violencia directa, sino también estructural y cultural; era entendida como el desarrollo de la igualdad, la justicia y la solidaridad. 

Por otro lado, la perspectiva creativa del conflicto. Partiendo de que el conflicto es algo común a todo colectivo, se trataba de asumirlo como proceso natural y consustancial a la vida, que si se afronta positivamente se convierte en un factor interesante de desarrollo personal, social y educativo.

Con estas premisas, el trabajo que se tuviera que realizar se situaba dentro de las necesidades de la Educación para la Paz, a tres niveles:

  1. Necesidad de generar debate en torno a la Educación para la Paz.
  2. Necesidad de favorecer la creación y difusión de material didáctico.
  3. Necesidad de extenderla a toda la población.

El trabajo de la Educación para la Paz en este entorno tuvo una dificultad añadida, la de pronunciarse y tomar postura en el tema de la violencia específica que se generaba en Euskal Herria. Por eso, en este contexto, era mucho más necesario, si cabe, dar un impulso a la Educación para la Paz.
Durante esta trayectoria hubo una serie de referencias imprescindibles que conviene señalar: Xesus R. Jares, Federico Mayor Zaragoza o Xabier Etxebarria y colectivos como el Seminario Galego de Educación para a Paz, Redpaz, la Fundación San Valero o el Seminario de Educación para la Paz de la Asociación Pro Derechos Humanos.

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Gesto por la Paz
Coordinadora Gesto por la Paz de Euskal Herria