A través de aquellas acciones espontáneas e inconexas, que surgían en ocasiones como reacción puntual frente a un asesinato especialmente virulento o, como esa gota que acababa de derramar el vaso de la indignación ante el desprecio al derecho a la vida, fue como se sembró la semilla de la protesta cívica y pacífica contra la violencia y en favor de la tolerancia y la paz.